lunes, 16 de mayo de 2011

PALABRAS, PALABRITAS Y PALABROTAS

Vista de mi espacio de trabajo al momento de iniciar este post.
          Aquí me tienen, desconectado del Messenger cosa bien rara en mí. Escuchando un mix de música que tiene de todo (desde baladas, música criolla, bandas sonoras de películas, villancicos y rock pesado) y con un buen café al lado intentando encontrar la inspiración para escribir esta nota.  Bueno, empecemos a teclear y a usar el “cerebruto” a ver que cosa sale.
          Las palabras, (tengo una sensación de Deja Vu porque presiento que es la segunda vez que toco este tema) sirven para expresarnos, saber si estamos tristes, contentos, o enojados (mismo Dragón Chino, echando chispas por oídos, nariz, boca y cualquier otro orificio que podamos tener en nuestra hermosa humanidad) o simplemente estar con un desguance tal que solo tenemos ganas de tirarnos a la cama y no hacer nada en todo el bendito día.
          También sirven para iniciar un buen tema de conversación con los amigos, tirar porras cuando necesitamos que nos animen o una palabra que cariño.  Voy a ser sincero con ustedes, no sé miér…coles se me ocurrió lo de “palabritas” no se me ocurre nada que decir con ese diminutivo, pero ya que se ve bien en el título de este post lo dejo ahí. Pero también las palabras pueden ser dagas que hieren muy profundamente si se dicen con enojo o con ira.  Recuerdo en estos momentos una discusión que tuve con un amigo (sí, lo admito, y lo reconozco públicamente), me merecía esos gritos.  Su voz generalmente calmada y alegre, pasó a ser atronadora y destemplada (por peor es que me estaba gritando por teléfono) así que no podía verlo, y al parecer estaba hablando desde un lugar con eco, por lo que su voz retumbaba en mis oídos como si fuera un trueno.  Después de casi dos minutos de gritar sin parar y decirme mi vida en technicolor, y yo intentar un triste remedo de disculpa que obviamente no funcionó, escuché el frío “click” del corte de comunicación y ahí comenzó lo que le sigue a las palabrotas: el silencio.
          A ver…. ¿Qué podemos decir del silencio? ¿qué es el acto de estar callados? Puede ser, a mí en particular me gusta hablar, las pocas oportunidades que no hablo son las veces en las que estoy solo o cuando tengo una gripe del demonio en la que no puedo decir ni “A” porque parece que se me van a salir las amígdalas de la tos que me da.  Ya sea en persona, por teléfono o por el chat, tengo que hablar.  Pero también aprendí a respetar (no siempre) el silencio ajeno y aunque no me guste para nada lo único que puedo hacer es desear que no dure mucho tiempo.
          En fin, las palabras sirven para muchas cosas, tanto verbalmente como escritas, existen por una razón: la comunicación unos con otros. Así que, hablemos más y peleemos menos.  HE DICHO.